Roland TR-909: La caja de ritmos que revolucionó la música dance

En nuestro recorrido por instrumentos que han dejado huella en la música popular, hoy hablaremos de la TR-909, una caja de ritmos lanzada en 1983 pero que alcanzó su clímax durante la década de los 90, al convertirse en un pilar fundamental del house y la música electrónica en general.

Si aún no entiendes de qué hablamos, en las siguientes líneas te darás cuenta que no necesitarás haber sido un joven alemán de 20 años en medio de una rave en 1995 para haber escuchado algún beat realizado con esta máquina que hasta el día de hoy sigue presente -y muy vigente- en nuestras vidas.

In the Air Tonight

La escena musical a comienzos de los 80 era muy distinta a la que conocemos en la actualidad. Desde 1974, aproximadamente, la música disco dominó casi por completo las listas de éxito a nivel mundial, hasta que en 1982 comenzó su declive más evidente, cuando estilos como el new wave, el dark wave y el new romantic empezaron a dar sus primeros pasos en el mainstream.

Sin embargo, más allá de los ránkings musicales, las ventas de álbumes o la radiodifusión, existían otros géneros que surgían desde los suburbios de las ciudades, como el rap, el house y el techno que, a paso lento, comenzaron a tener presencia en la industria de la música. El primero de ellos, por ejemplo, cosechó sus primeros éxitos a mediados de esa década, mientras los otros dos debieron esperar hasta los años 90 para penetrar en el inconsciente colectivo.

Para la década de los 80, Roland, un fabricante japonés de instrumentos musicales electrónicos, ya contaba con experiencia previa desarrollando cajas de ritmos. En 1978 habían lanzado al mercado la CR-78 que, si bien era un prototipo muy simple, sentó las bases para algunas funcionalidades que se convertirían en una suerte de standard en este tipo de productos, como la posibilidad de almacenar los propios patrones de batería de sus usuarios. Si no te suena aún, esta es la caja de ritmos que se escucha en la canción In The Air Tonight de Phil Collins.

Dos años después, la marca nipona introdujo la célebre TR-808 –TR es la abreviación de Transistor Rhythm– que disponía de notables mejoras en relación a la anterior, al disponer de más sonidos e incluso potenciómetros giratorios para poder ajustarlos al gusto del usuario.

Meses después apareció la LM-1, desarrollada por Roger Linn, que se convirtió en un rotundo éxito gracias a su sonido proveniente de samples digitales. Como la TR-808 aún no contaba con esa tecnología, se le solía considerar inferior en términos de calidad de sonido. A ello hay que sumarle que, como característica de la empresa, Roland solía desarrollar cajas de ritmos que sonaban como baterías sintéticas, algo que iba en contra de lo que la industria de ese entonces buscaba en dichos instrumentos.

Con el fracaso de la TR-808, Roland comenzó a trabajar de lleno en lo que sería su sucesora: La TR-909.

Entre dos mundos

Con la intención de lograr un sonido más realista, Roland lanzó al mercado la TR-909 en 1983, una novedosa caja de ritmos que contaba con elementos analógicos y digitales basados en samples, lo que le permitió diferenciarse de la TR-808.

Para demostrar una mejora sustancial entre el nuevo y el antiguo instrumento de la empresa nipona, se ajustó el bombo y los timbales de forma analógica, permitiéndole al usuario la posibilidad de jugar con el sonido a través de los potenciómetros, modificando el tono, el ataque y el decaimiento, mientras que los hi-hats y platillos –a los que solo se les podían generar sutiles modificaciones–fueron sampleados de instrumentos acústicos.

Pero no solo eso diferenciaba a la TR-909 de los anteriores modelos desarrollados por Roland. El modo accent (acento) intentaba, de cierta manera, “humanizar” el sonido, permitiendo entregar mayor intensidad a ciertas partes, algo así como golpear más fuerte o más despacio algunos elementos de la batería.

Tr-909 Roland

Asimismo, esta caja de ritmos contaba con un secuenciador de 16 pasos, lo que en la actualidad parece algo primitivo y limitado, pero que en ese momento significó un avance importante. De todas maneras, la característica más particular de la TR-909 es que contaba con sincronización en el naciente lenguaje MIDI, que permite conectar, comunicar y coordinarse entre sí a distintos instrumentos musicales (Sí, nosotros también asociamos el término MIDI a las pistas de karaoke)

Alrededor de 10.000 unidades de la TR-909 fueron producidas antes de ser retiradas del mercado por las bajas ventas. Sin embargo, pronto comenzaría a ser valorada en otros sectores de la música.

Desde Chicago hasta Detroit

Al mismo tiempo que las primeras cajas de ritmos comenzaban a entrar al mercado, un subgénero de música electrónica estaba tomando fuerza en Chicago: El House.

Durante la primera mitad de la década de los 80, este estilo estuvo al margen del mainstream, siendo frecuente solo en algunos clubs asociados a afroamericanos y latinos de la capital del estado de Illinois. Este house “primitivo” se caracterizó por un golpe de bombo marcado y profundo que imitaba el beat de la música disco, con una estructura poco clara e incorporando elementos electrónicos sobre dicha base. Un caso práctico es el de la canción Move your body de Marshall Jefferson, conocida en aquellos años como el “himno” del House.

Para mediados de la década, el género comenzó a tomar fuerzas en Detroit y en poco tiempo después llegó a Nueva York, donde mutó y empezó a expandir su popularidad, cruzando el continente hasta recalar en ciudades como Londres, Manchester y Berlín, lugares que en el futuro se convertirían en epicentros del House.

¿Fracaso comercial?

El pop de aquellos años estaba firmemente ligado al sonido proveniente de la Linndrum y su hermana, la LM-1, que tenían precios pocos accesibles y al que principalmente accedían productores y artistas que contaban con respaldo de una discográfica multinacional.

Por su parte, al considerarse como un fracaso comercial por el poco interés que tenía en la industria de la música, la TR-909 comenzó a ser ofrecida en tiendas de segunda mano a un precio inferior, suscitando mayor interés en grupos que no podían comprarla en otro contexto.

A ello hay que añadir que, gracias a sus características, esta caja de ritmos podía comunicarse con otros instrumentos, como el sintetizador de bajos TB-303, también desarrollado por Roland, por lo que si eras un DJ que recién comenzaba su carrera era mucho más conveniente adquirir este instrumento que una Linndrum.

En el libro Loops 1: Una historia de la música electrónica en el Siglo XX de Javier Blánquez y Omar Morena, explican lo sucedido:

“Al bajar las ventas, todos los modelos se retiraron del mercado, empezaron a encontrarse a precios de risa en mercadillos y tiendas de segunda mano y multitud de productores aficionados se hicieron con ellos y empezaron a usarlos en sus grabaciones. Estábamos a mediados de los ochenta y, gracias a este hermoso accidente, nacía el house y aquella salvaje ramificación estilística que terminaría teniendo una vida paralela, el acid house. Pero no todo podía ser tan accidental: se suele decir que el creador de los ingenios más destacados de esta etapa de oro de Roland, Ikutaro Kakehashi, sabía perfectamente lo que se hacía. 

Así, la TR-909 se pudo escuchar en una gran cantidad de producciones ligadas al House alrededor del mundo, pero fue recién en 1989 cuando una canción del género tuvo el reconocimiento mainstream que le permitió despegar: Big Fun de los estadounidenses Inter City. Pero al poco tiempo después, llegaría un éxito aún mayor.

Pump up the jam 

Publicada a finales de 1989, pero convertida en éxito mundial al año siguiente, Pump up the Jam de los belgas Technotronic llegó al puesto número 2 de las listas musicales, tanto en Reino Unido como en Estados Unidos, y es considerada como la primera canción del género House en alcanzar popularidad global.

Gran parte del éxito de la canción radica en su inagotable ritmo, el cual es sostenido en todo momento por los sonidos percusivos provenientes de la Roland TR-909, desde los hi-hats del comienzo, hasta los aplausos que aparecen en el coro.

El álbum al que pertenecía la canción se llamó, justamente, Pump Up The Jam: The Album (EMI, 1989) e incluía otros éxitos house, aunque de menor envergadura, como Get Up! (Before the night is over) y Move This, en los que también se emplea la Roland TR-909.  

Lamentablemente, Technotronic pasó al recuerdo por un hecho que generó bastante desconcierto en ese entonces: La modelo congoleña Felly Kilingi apareció en la portada del single y en el vídeo oficial haciendo lip sync en reemplazo de la vocalista real, Ya Kid K, producto de una campaña de márketing similar a la que realizó por aquellos años el dúo Milli Vanilli. Ya sabemos cómo terminó esa historia.

Show me love

Si hablamos de himnos del house, no podemos dejar pasar Show me love de Robin S, canción publicada en 1990 que se convirtió en otra de las más famosas del género y, por qué no, de la música dance en general. A la fecha es considerada un one hit wonder pues es el único single de la artista que logró posicionarla en los principales ranking musicales.

Si bien tanto Show me love y Pump up The Jam utilizan la Roland TR-909 en sus percusiones, el sonido característico de esta canción fue el órgano que emana de un Korg M1.

Durante los primeros años de la década de los 90, ambas canciones impulsaron una seguidilla de éxitos en que estos elementos estaban presentes (What is love? Baby don’t hurt me, don’t hurt me, no more –pasito–).

Al mismo tiempo, artistas ligados a diversas variantes de la música electrónica comenzaron a cosechar gran éxito tanto de crítica, como a nivel comercial, destacando bandas como The Prodigy, The Chemical Brothers, Vengaboys, Orbital, Faithless o Underworld y solistas como Moby y Aphex Twin. Todos ellos, en algún momento de su carrera, utilizaron la Roland TR-909, llevándola a terrenos alejados del house.

Let your body move to the music

La Roland TR-909 se convirtió en uno de los elementos más distinguibles del naciente house, por lo que cualquier artista que incursionaba en el estilo incluía el instrumento en sus producciones. Ejemplo de ello es el de Madonna con Vogue, ostentoso hit 100% house donde la reina del pop da la bienvenida a la década de los 90.  

Sin embargo, también hay artistas ligados al pop y al rock que han incluido la TR-909 en sus composiciones. Un caso deslumbrante es el de Bjork en su sencillo Hunter, perteneciente a Homogenic (One Little Indian, 1998) considerado por medios de la época como uno de los mejores álbumes de la década de los 90. La canción destaca por la forma original en que es empleada la Roland TR-909, cuya progresión se asemeja a la de una marcha militar.

Un caso particular es el de Phil Collins que para su single Take me Home, de 1985, utilizó la TR-909 en las percusiones, en un periodo en el que la caja de ritmos aún no ostentaba la valoración deseada en el mercado.

De todas maneras, la presencia de la máquina de Roland va más allá del ámbito estrictamente discográfico, ya que las percusiones de la canción principal de la saga de videojuegos Mortal Kombat están realizadas con una TR-909 ¿Fatality?.

En latinoamérica, en tanto, la Roland 909 ha estado presente en el trabajo de diversos artistas de habla hispana, e incluso en Chile. Corazones (EMI, 1990), el álbum más popular de Los Prisioneros y que marcó el fin de su primera etapa como agrupación, cuenta con varias canciones en que las percusiones provienen de dicho instrumento. Jorge González ha declarado en reiteradas ocasiones su admiración hacia el house, por lo que no es de extrañar que haya decidido incluirla para dar forma a himnos transgeneracionales como Estrechez de corazón o Tren al sur.

Revolution 909

Cuesta hablar de un “legado” al referirnos a la Roland TR-909, ya que es un instrumento que, a pesar del paso del tiempo, continúa manteniéndose en las producciones musicales actuales.

En términos de industria de instrumentos musicales, la influencia de este producto fue tal que sirvió de base para lo que en la década de los 90 se conocería como “grooveboxes”, instrumentos que resultaban ser la evolución natural de las cajas de ritmos de los años 80, incluyendo otros elementos como bajo y potentes secuenciadores internos, los cuales fueron fundamentales en el desarrollo de distintos géneros dentro de la música electrónica y el rap. 

La veneración por la TR-909 es tal que cada 9 de septiembre (9/09) Roland organiza el “909 day” con distintas actividades relacionadas al impacto y desarrollo de esta caja de ritmos. 

El dúo francés de música electrónica, Daft Punk, tiene una canción llamada Revolution 909, incluida en su álbum Homework (Virgin, 1997). El juego de palabras del título hace referencia a la canción Revolution #9 de The Beatles y a la caja de ritmos TR-909, la cual, justamente, es utilizada en el track.

El futuro es tr-909

Hoy en día es común que los distintos programas de producción musical, tales como Ableton Live, Pro Tools, FL Studio, Logic Pro, entre otros, cuenten con un banco de sonidos inspirado en la Roland TR-909. A ello hay que añadir los innumerables instrumentos virtuales que la intentan emular. 

Incluso algunas empresas han ido más allá, como la fabricante alemana de instrumentos musicales Behringer, quienes desarrollaron un clon de la TR-909, llamado RD-909. Por su parte, en 2016 Roland lanzó al mercado una versión en miniatura, llamada Roland TR-09, emulando el sonido clásico de su inspiradora. 

A continuación, te invitamos a escuchar una playlist que elaboramos con una selección de canciones que utilizan esta  caja de ritmos. Para bailar de principio a fin. 

* Publicado por Carlos Tuñón y Rodrigo Tapia *