El Vocoder en la música popular: We are the robots

Existen pocos elementos tan peculiares y fácilmente identificables en la música popular como un vocoder, cuyo efecto sonoro le entrega a la voz un sonido robótico, y que sin lugar a dudas lo has escuchado en una infinidad de ocasiones, desde el pop de los años 70, la electrónica de los 90 o en el rap de los últimos años.

Es un efecto transversal que funciona perfectamente como “gancho” para que una canción se convierta en un hit planetario. En el Blog De Música te contamos su historia y cómo se posicionó en la música popular.

Beastie Boys

ANTES DEl vocoder

Para comenzar, debemos dejar en claro que el término “vocoder no es más que una abreviación de “voice coder”, o en español “codificador de voz”.

Su historia nos remonta a la década de 1930, cuando Homer Dudley, ingeniero que trabajó en la empresa de telecomunicaciones Bell Telephone, desarrolló un complejo sistema llamado Vocoder, cuyo objetivo fue decodificar los mensajes telefónicos con el fin de sintetizarlos en sistemas que necesiten un menor ancho de banda.

Al año siguiente, este elemento se transformó en un prototipo con dos teclados, un pedal y un oscilador que permitió jugar con varias frecuencias de voz.

Desde entonces, pasaron varias décadas hasta que una compañía estadounidense llamada Sylvannia decidió producir algunas máquinas experimentales que utilizaron electrónica digital para decodificar los mensajes.

A pesar del paso del tiempo, el Vocoder seguía sin tener un papel preponderante en la música, hasta que una banda sonora cambió la manera en que comenzamos a ver este instrumento.

LA NARANJA MECÁNICA

Corría el año 1970 cuando el creador del sintetizador Moog, Robert Moog, junto a la compositora de música electrónica Wendy Carlos, realizaron un experimento para la banda sonora de la película La Naranja Mecánica, de Stanley Kubrick (1971).

Esta obra artística terminó marcando un precedente a partir de la utilización de una amplia colección de sintetizadores, creando sonoridades similares a las que hoy asociamos como las provenientes de un vocoder.

Desde ese momento, los fabricantes de instrumentos se interesaron en desarrollar aparatos únicamente destinados a dicha función.

AUTOBAHN

En 1976, una empresa formada por el diseñador Tim Orr lanzó al mercado el EMS, el primer vocoder comercializado como tal y destinado a usarse en canciones.

Artistas tan diversos y con un importante éxito comercial, como Stevie Wonder, la agrupación alemana Kraftwerk y el jazzista Herbie Hancock, fueron algunos que inmortalizaron su música con este instrumento.

Sin embargo, el gran problema del EMS fue su alto costo, convirtiéndolo en un aparato difícil de conseguir para el público masivo. Por esa razón, las otras compañías se centraron en desarrollar vocoders que sean más fácil de acceder para los usuarios.

VP 330

De la misma manera en que la desarrolladora japonesa de instrumentos musicales, Roland, se desmarcó de su competencia a través del precio de sus productos, como lo fue en el caso de las cajas de ritmos TR-808 y TR-909, el vocoder VP 330, comercializado entre 1979 y 1980, fue más asequible que el EMS

Dentro de sus características, el VP 330 tenía la opción de generar 4 sonidos de coro al unísono, por lo que sus posibilidades sonoras se ampliaban más allá de generar únicamente “voces de robot”.

Además, el rango vocal que alcanzaba era muy amplio, pasando de voces muy agudas a otras muy graves, gracias a su característica de contar con un teclado de 4 octavas. 

Este vocoder fue utilizado en diversas canciones características de la década, tales como O Superman de Laurie Anderson, Pretty Young Thing de Michael Jackson y las bandas sonoras de las películas Carriots Of Fire y Blade Runner, realizadas por Vangelis.

La popularidad de este vocoder es tal que Roland, como parte de su línea “boutique”, publicó una nueva versión en 2016, mucho más compacta y con mejoras respecto a la original, bajo el nombre de “VP-03”.

DOMO ARIGATO MR ROBOTO

A comienzos de 1970, el Vocoder seguía siendo un instrumento complejo de conseguir y que se podía oír casi únicamente en obras artísticas de gran presupuesto y altamente experimentales, como bandas sonoras de películas o en agrupaciones pioneras de la música electrónica.

Sin embargo, con el desarrollo de una mayor cantidad de vocoders, el sonido se comenzó a expandir hacia otros estilos.

Así, la época entre finales de los años 70 y comienzos de los 80 se convirtió en la cúspide de la utilización de este elemento sonoro.

De esa manera, la música disco, que por ese entonces gozaba de su peak comercialmente hablando, fue uno de los géneros que hizo propio el uso del vocodeer, donde se pudo oír en éxitos que son parte del inconsciente colectivo, como Funkytown de Lipps Inc. o Lets Groove de Earth Wind & Fire

Incluso en otros géneros que cuentan con una instrumentación más tradicional hubo espacio para el uso del vocoder.

Un ejemplo de ello es la canción Mr. Roboto de la banda de rock estadounidense Styx, In The Air Tonight de Phil Collins o la incombustible Mr Blue Sky de Electric Light Orchestra.

INTERGALACTIC PLANETARY

La década de 1990 rompió el paradigma de lo establecido y en muchas ocasiones significó un cambio en 180 grados en el desarrollo de algunos géneros musicales, lo que incluso llegó al ámbito instrumental.

Mientras en los 80 el sonido que reinaba era el proveniente de sintetizadores y cajas de ritmos, en los 90 hubo un giro a lo orgánico.

Sin desmedro de ello, algunos artistas hicieron uso del recurso convirtiéndolo en el verdadero gancho para que una canción permanezca en el oído, e incluso transformándose en un elemento común dentro de la instrumentación.

El primer caso lo podemos ver reflejado en canciones como California Love del fallecido rapero 2Pac Shakur y en Intergalactic de la banda neoyorkina Beastie Boys, cuyo coro –que repite insaciablemente las palabras “intergalactic planetary”– está interpretado únicamente a través de un vocoder.

Punto aparte fue su llamativo vídeo, en el que se recrean las clásicas películas japonesas de Kaiju, donde un robot se enfrenta a un monstruo gigante con cabeza de pulpo. 

El segundo caso se asocia a Daft Punk, donde en gran parte de su discografía el vocoder está presente, cumpliendo un rol que va más allá de un pequeño arreglo sonoro al ser “la voz” de sus integrantes que, por cierto, eran dos robots.

El gran mérito de Daft Punk está en usar el recurso sin agotarlo. En su último álbum, Random Access Memories (Columbia Records, 2013), mucho más orgánico instrumentalmente hablando que los anteriores, el vocoder se convirtió en el elemento “distintivo” de algunas canciones, que hacían ver que Daft Punk eran quienes estaban detrás de ellas, como los sencillos Get Lucky y Lose Yourself To Dance.

El vocoder en la actualidad: 24K Magic 

Tal como en anteriores reportajes que abarcamos la historia y el impacto de instrumentos musicales, la tecnología también ha hecho lo suyo con los vocoders, convirtiéndolo en un instrumento standard dentro de cualquier software de producción musical.

Incluso, gran parte de los sintetizadores y workstation de hardware comercializados en la actualidad lo traen incluído.

Sin embargo, las cualidades sonoras del vocoder no han cambiado mucho: Sigue siendo reconocido como “la voz robótica”.

Éxitos como 24K Magic de Bruno Mars –hay pocas cosas tan funkys como ese inicio con “Tonight i just want to take you higher”, o Starboy de The Weeknd han hecho un uso reconocible del elemento.

Si nos remontamos al 2021, es interesante lo propuesto por C Tangana en Comerte Entera, una canción que inicia con la voz del madrileño procesada a través de un vocoder antes de dar paso a una suerte de bossa-trap.

Creatividad pura.

Es imposible culminar este reportaje sin hacer una mención honrosa a la canción Mr Guantecillo de 31 Minutos, interpretada por Los Hermanos Computadores de Paine e incluida en el tercer álbum de la serie, publicado en 2005.

La canción, una oda al comentarista deportivo del noticiero más veraz de la televisión chilena, es una temprana muestra de lo que años más tarde se conocería como Nortech, un estilo de música nacido en el norte de México y que mezcla la música de banda sinaloense y norteña con la electrónica.

Los principales exponentes de este movimiento han sido Nortec Collective y sus distintos artistas, como Bostich, Fussible y Clorofila.

Consciente o inconscientemente, 31 Minutos se adelantó a este estilo gracias a esa suerte de ranchera con base electrónica, en que las voces –interpretadas por Rodrigo Salinas– van acompañadas en todo momento por un vocoder.

I want to seeeeeeeeee you.

A continuación, te dejamos una playlist que elaboramos con una selección personal de canciones que utilizan el vocoder:

* Publicado por Carlos Tuñón *